En una ceremonia presencial, Paca Zuleta, directora de la Escuela de Gobierno, realizó el discurso de grado de los estudiantes del pregrado en Gobierno y Asuntos Públicos, y de las maestrías en Políticas Públicas, Salud Pública, y Gestión Pública.
En este tipo de eventos, en el grado de estudiantes de pregrado de Gobierno y Asuntos Públicos, de las maestrías de Políticas Públicas, Salud Pública, y Gestión Pública en el periodo 2021-2, no puedo dejar de verme a mí misma cuando me gradué de Derecho en esta universidad hace muchísimos años.
Me hace pensar en el contexto de los años 90 y de alguna manera compararlo con el contexto actual. Hay muchas transformaciones en estos 30 años, cambios que han modificado nuestras costumbres y que nos han permitido ver el mundo de una forma distinta.
La Universidad de los Andes, como ahora enclavada en los cerros orientales bogotanos, y hace 30 años, como hoy en día, era una universidad con altos estándares académicos para el momento. Tuvimos muchos y muy buenos profesores que nos enseñaron y nos acompañaron a crecer, pero la gran mayoría no eran académicos o académicas de profesión. En su mayoría, eran personas que tenían la docencia como parte de su actividad profesional. La Universidad de los Andes en estos 30 años se ha transformado y hoy en día es un espacio en el que muchísimos profesores construyen una carrera de docencia e investigación con miras a transformar la vida de nuestra comunidad.
Los estudiantes eran distintos, mi percepción es que éramos mucho menos diversos de lo que son hoy en día. Creo que esto tiene que ver con los cambios que hemos tenido en general en el país. Los cambios en la población universitaria de la Universidad de Los Andes son un reflejo de los cambios y las transformaciones que hemos tenido en Colombia como sociedad.
El entorno era muy distinto. La infraestructura de la Universidad era una serie de construcciones antiguas intervenidas para permitir en ellas la docencia. Los edificios modernos eran un W que hoy no existe, donde funcionaba la Facultad de Ingeniería, y el O, esa era la modernidad. Quedaban aun vestigios de la casa del profesor residente. No teníamos tan presentes a los fundadores como los tenemos hoy en día en las estatuas que los representan, quizás esto estaba asociado a que aun estaban vivos.
Los estudiantes no teníamos representación, no había Consejo Estudiantil y, es más, estaba prohibido. La participación de las mujeres en la dirección de la universidad era muy tímida, recuerdo a la decana Grethel Werner, la única decana mujer de la época.
La Universidad no tenía muchas de las unidades académicas que tenemos hoy en día. Y ahí quiero hablar particularmente de nosotros, La Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo. Esta fue una creación muy posterior, este año celebramos sus primeros 15 años.
A pesar de que en los discursos de nuestros fundadores está presente la vocación de servicio y la solidaridad con nuestros semejantes, la ventana de oportunidad para organizar una Escuela de Gobierno no llegó sino hasta los años dos mil. Hoy, en el día de su grado, creo que todos, graduandos, estudiantes y profesores tenemos que agradecer a Carlos Caballero Argáez su dedicación y esfuerzo para construir la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo, y para hacer de ella esta organización que nos hace sentirnos orgullosos y en la cual nos vemos reflejados. También, quiero rescatar las invitaciones que Mario Laserna hizo en la mayoría de sus discursos y que constituyen las primeras líneas de acción de la Escuela de Gobierno.
La decisión de fundar la Universidad de los Andes está atada a un contexto histórico, político y social particular, a la decisión de intervenir en la vida del país cambiando las narrativas, ofreciendo oportunidades de una educación diferente a la que se ofrecía en Colombia en 1948. Un grupo de jóvenes, que tenían menos de 25 años, tomaron la decisión y crearon la universidad en la que estamos hoy en día. Ese grupo de jóvenes decidió desarrollar la vocación de servicio, buscando qué hacer y evitando lo que Laserna llamó la filosofía de la culpabilidad ajena.
Hace un par de semanas, en un grado de especialización de la Facultad de Derecho, que tiene relación con la Maestría de Gestión Pública, yo les recordaba a los estudiantes algunos textos de Mario Laserna, particularmente la invitación a aprovechar la capacidad humana, nuestra propia capacidad para intervenir, encauzar y alterar el curso de las cosas para transformar nuestra realidad. Y esa es la promesa de la Escuela de Gobierno, lo que nosotros decimos, y les decimos cuando los invitamos a estudiar, lo que Pablo repite como director de Maestrías, lo que Michael ha repetido, y Philipp ha repetido, es que nosotros queremos formas agentes de cambio, que aprovechemos nuestra capacidad para intervenir y transformar nuestra realidad y la realidad de nuestro entorno.
Laserna nos invita a entender que sí podemos ser agentes de transformación, pero que, para serlo, necesitamos la formación, el trabajo y la responsabilidad, consciencia de que somos parte de algo más, consciencia de que hacemos parte de grupos, de grupos humanos, de grupos sociales, de que lo que hacemos tiene impacto en la comunidad. Y, quien está en la función pública, hace un trabajo a partir de la consciencia del otro, a partir de la consciencia de la existencia del Estado y de las condiciones de los demás seres humanos.
Además de felicitarlos a todos ustedes y felicitar a sus familias, quiero invitarlos a que no se les olvide eso, a que siempre que pensemos en el trabajo que ustedes hacen hacia el futuro, pensemos que partimos desde la consciencia de unas reglas de juego como sociedad, y de la necesidad de que estemos conscientes de las condiciones de los otros seres humanos y de los efectos de nuestros actos.
Un abrazo para todos y felicitaciones.
