El evento contó con la participación de Stephanie Majerowicz, profesora Asistente de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Los Andes; Daniel Gómez, vicepresidente del Consejo Privado de Competitividad; Ana Fernanda Maiguashca, presidente del Consejo Privado de Competitividad; Jens Arnold, economista principal de la OCDE para Colombia y Camilo Rivera, director de Innovación y Desarrollo Empresarial del Departamento Nacional de Planeación. Además, nuestro profesor titular Carlos Caballero dio las palabras de bienvenida.
Colombia, como gran parte del resto del mundo, se vio fuertemente afectada por la crisis derivada de la pandemia COVID-19. Afortunadamente, la economía se ha recuperado gracias a unas bases macroeconómicas sólidas que garantizan un crecimiento constante, aportando en la mejoría de las políticas monetarias y fiscales. Sin embargo, se han evidenciado debilidades en materia de políticas estructurales y falencias que afectan directamente, tanto el crecimiento como la inclusión social, dificultando que una gran parte de la sociedad pueda acceder a empleos formales.
El análisis y Estudio Económico de la OCDE se realiza cada dos años, recopilando información para un amplio análisis y exponiendo una mirada en profundidad de los desafíos en materia de economía política en los países miembros. Dicha investigación deriva en una serie de recomendaciones concretas que pueden ser una vía para ayudar a resolver los retos a los que se enfrentan las naciones.
Carlos Caballero, profesor titular de la Escuela de Gobierno, agradeció en nombre de la Escuela de Gobierno y del Consejo Privado de Competitividad a la OCDE por permitir tener la oportunidad de oír y comentar sobre el Estudio Económico para Colombia de este año. “El país está en un punto de inflexión, experimentando un momento muy particular e importante de su historia. Lo que ocurre este año en la parte electoral va a tener incidencia trascendente en el manejo económico de Colombia en los próximos años”, afirmó Caballero. Con una situación tan grave como la que se vivió en 2020 y 2021 la economía presentó la mayor contracción de la historia desde que se llevan estadísticas. “Cuando un país enfrenta una crisis no va a volver a ser el mismo, para eso hay que hacer cambios y reformas”, concretó Caballero, complementando que las nuevas circunstancias mundiales llegan en un momento muy inconveniente en el país, con una inflación en proceso y en plena contienda electoral, de allí la importancia de las recomendaciones de la OCDE, bastante evidentes y absolutamente indispensables para el momento que atraviesa Colombia actualmente.
La pandemia resaltó problemas que ya conocíamos, pero que quizá no estaban en el centro del debate político. La desigualdad de ingresos y oportunidades sigue siendo muy elevada en el país (el mayor de la OCDE), la informalidad se ha convertido en un tema capital en Colombia, con altas tasas y diversos factores que influyen. “Solo el 25 % de la población obtiene una pensión contributiva, casi la mitad de las personas de la tercera edad se quedan sin ningún tipo de ayuda del Estado”, afirmó Jens Arnold en su exposición. En Colombia se necesitan más de 11 generaciones para pasar del sector de la población más pobre hasta alcanzar unos ingresos promedio en la región.
Otro de los temas importantes en el Estudio de la OCDE es sobre el sector educación. El informe resalta su importancia, así como la gran calidad de las universidades en el país, pero detectando una gran brecha entre lo que los estudiantes están aprendiendo en las aulas y lo que el mercado laboral está solicitando. El 50 % de los potenciales estudiantes en Colombia no tienen acceso a la educación superior, por lo que aun hay un gran camino que recorrer para cerrar las desigualdades de acceso educativo. Los participantes del panel de exposición concuerdan en la importancia de no desestimar la formación técnica y tecnológica, resaltando la valía de la preparación continua para adquirir conocimientos que capaciten a las personas para adaptarse constantemente a los cambios en el entorno, propiciados especialmente por los avances tecnológicos.
El desempleo fue otro de los focos clave en la investigación. La tasa de desocupación aumentó de manera desproporcionada, especialmente en los sectores más vulnerables. Impulsar la productividad es sustancial para generar crecimiento, la densidad de entrada de nuevas empresas a la economía del país ayuda a ampliar el espectro laboral y por ende hay un aumento de competitividad y en las oportunidades para las personas. “La participación de Colombia en el mercado extranjero es relativamente baja, debido a que las políticas de comercio en el país son mucho más restringidas que en otros territorios”, comentó Arnold.
¿Y las políticas públicas? La mayoría están enfocadas en cerrar las brechas entre la población, pero es vital hacerles seguimiento e investigación. En la actualidad, muchas de las que se elaboran no se llegan a evaluar y es difícil medir sí realmente están cumpliendo los objetivos para los que se crearon. “La academia puede jugar un rol importante para hacer seguimiento y sobre todo evaluación, en la medida que se implementan políticas públicas”, comentó Stephanie Majerowicz. La comunicación toma gran relevancia en este punto, convirtiéndose en el canal ideal para divulgar temas importantes sobre políticas públicas, permitiendo a las personas estar informadas, tener claridad en los conceptos y ser partícipes activos en el proceso de mejora continua. “Tenemos que enfocarnos en la implementación, entender realmente por qué no logramos movernos del diagnóstico”, concluyó Majerowicz.
La recuperación económica alcanzó los niveles que tendríamos de no haber pandemia, en términos de PIB, el panorama es favorable. El mercado laboral tarda un poco más en recuperarse, lo cual es normal luego de un suceso impactante. Para mantener el incremento en la economía de Colombia es importante sostener el crecimiento de la productividad. El país se enfrenta a una gran posibilidad de mejorar la situación de diversos sectores simultáneamente. Si bien hay esfuerzos en marcha, se podría hacer mucho más para luchar contra la deforestación y garantizar un crecimiento sostenible, un punto importante en el análisis de la OCDE que no puede pasar desapercibido.
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